¿Qué dijo Simeón cuando tomo a Jesús en sus brazos?
Guiado por el Espíritu Santo, Simeón fue al templo; y cuando los padres del niño Jesús lo llevaron también a él, para cumplir con lo que la ley ordenaba, Simeón lo tomó en brazos y alabó a Dios, diciendo: «Ahora, Señor, tu promesa está cumplida y puedes dejar que tu siervo muera en paz.
¿Quién tomo en sus brazos a Jesús cuando era un niño?
Movido del Espíritu Santo, vino al Templo, y al entrar los padres con el niño Jesús para cumplir lo que prescribe la Ley sobre Él, Simeón le tomó en sus brazos y bendiciendo a Dios dijo: Ahora, Señor, puedes ya dejar ir a tu siervo en paz, según tu palabra; porque han visto mis ojos tu salud, la que has preparado ante …
¿Cuál es la profecia de Simeón?
El anciano Simeón «aseguró a María, su Madre: mira, este niño está destinado para ruina y para resurrección de muchos en Israel y para ser el blanco de la contradicción; lo que será para ti misma una espada que traspasará tu alma, a fin de que sean descubiertos los pensamientos ocultos en los corazones de muchos».
¿Por qué Moisés no bendijo a Simeón?
Le daré una razón por la cual Moisés no bendijo a esta tribu en su despedida (Deuteronomio 33:1): … En definitiva, no hay omisión, ni olvido, ni maldición; sencillamente, Simeón recibió la misma bendición que su hermano Judá en un acto de hidalguía por parte de un moribundo pero noble líder, como lo fue Moisés.
¿Cuántos días tenía Jesús cuándo fue presentación?
A los 40 días del nacimiento para cumplir con los ritos establecidos en la Ley de Moisés, José y María llevaron al niño Jesús al Templo de Jerusalén.
¿Cuál fue el profeta que profetizo el nacimiento del Mesias?
Mateo 2:4–6: Los escribas sabían que Belén era el lugar de nacimiento que se había profetizado para el Mesías. 1 Nefi 11:18–21: Nefi profetiza que el Hijo de Dios nacerá de una virgen.
¿Cuál es la promesa que el Espíritu Santo hace a Simeón?
Vivía en Jerusalén un hombre llamado Simeón, varón justo y temeroso de Dios, que aguardaba el consuelo de Israel; en él moraba el Espíritu Santo, el cual le había revelado que no moriría sin haber visto antes al Mesías del Señor.